miércoles, 13 de octubre de 2010

Abrazos

Ayer me sucedió algo de lo mas extraño, no tuve un día que se le pueda llamar bueno, en realidad estuvo jodido y salí alicaída, cabizbaja es decir con humor de perro apaleado; pero al cruzar la avenida camino al metro me encontré frente al Palacio de Bellas Artes un grupito de chicos con unos letreros que tenia escrito  "Abrazos gratis" les  otorgue  mirada entre desconcertada y divertida iba pasando a su lado sonriendo al verlos cuando uno de ellos se separo del grupo haciendo un ademán de...¿como describirlo?, de ¿ frustración?, bajo su letrero y me dice...¿Me podrías dar un abrazo?, mi mirada  paso a confusa, suspicaz, incredulidad; dí un paso atrás todavía confundida pero el chico abre sus brazos y me dice ¿Si?. Para este momento me dio tanta ternura que le dije, si, ¿que mas da?, recibí un abrazo fuerte como si fuera un amigo de toda la vida que no he visto en mucho tiempo y cuando termino el abrazo y quise seguir mi camino vi a un pequeño de unos 7 años también con su letrerito mirándome a la cara, se me imagino ver la pregunta en sus ojos, me acuclille a su estatura y también le di su abrazo o ¿él me lo dio a mi?, dí 3 abrazos mas a las demás chicas que estaban con sus letreros; de ahí en adelante de trayecto a mi casa se me quedo una sonrisa, ese pequeño hecho cambio mi día.
Gracias a los chicos de los abrazos gratuitos, me hicieron sonreír cuando pensé que había tenido un día horrible, tan solo por no pasar de largo.

viernes, 8 de octubre de 2010

Fallen

Desde siempre metro Eugenia a tenido un efecto mágico en mi, sobretodo a partir de que te conocí, no se como le haces, no sé como lo sabes pero desde que estabas en tu natal Argentina, me has llamado o enviado mensaje cuando entoy en esa estación, fué ahi en donde recibí el de ir como japonesita, en donde mis ojos se han iluminado al oir que suena mi cel.
Hoy que recibí tu llamada, fué ahí y mi corazón dió un vuelco, estaba leyendo uno de tus libros favoritos; ese sonido y tu voz me trasladaron a revivir el pasado, a nuestro pasado el escuchar tu "Hola corazón, como va tu dia?" me traslado a un pasado feliz en el que eras mi todo, mi mundo, mi vida, mi pasión; a ese mundo en donde tus suaves besos me hacian perder la cordura y nuestros cuerpos entrelazados a vivir una pasión insospechada.

Contigo aprendí a disfrutar de lo sencillo, del placer que tiene el sentarse a tomar unos mates (amargo, como a ti te gusta) o si hace mucho calor un tereré y platicar; a volar un barrilete, aprendí a disfrutar de un asado y no meter la mano a la parrilla, a unas empanadas deliciosas con un repulge perfecto que me intentaste enseñar.
A escuchar a Tita Merello e intentar bailar Tango.
Aprendí a amar tu río, tu costanera, tu árbol a donde te gustaba ir a leer, si ahi en donde nos sentamos una noche a mirar el cielo estrellado y prometernos amor.

Disfruto mucho sentarnos en el pórtico a platicar mientras te fumas un pucho, me gusta ver como expeles el humo, pese a que no me gusta fumar. Me encanta escuchar tu tono argentino, tu vos, tu tenés; es tan encantador.

Hoy me doy cuenta que no estoy lista para otra mujer, porque en cada mujer que conozco te busco a ti, busco tu risa, tu sonrisa, tu voz, tus ojos y ese guiño que me hacias, busco tu mirada de amor, de ternura y hasta de enojo cuando te hacia rabiar y ese andar tuyo tan particular, ese que desde el primer día te dije que me enloquece.

Hoy dejo de buscar amores imposibles me voy a guardar para curarme.


¡Estoy perdida, sigo a la deriva!

miércoles, 6 de octubre de 2010

Espero curarme de ti

Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.


¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.

Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: "qué calor hace", "dame agua", "¿sabes manejar?", "se hizo de noche"... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho "ya es tarde", y tú sabías que decía "te quiero").

Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.


Jaime Sabines

El diagnóstico y la terapéutica


El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.


El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en lo mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.

Eduardo Galeano
El libro de los abrazos