miércoles, 17 de diciembre de 2008

Gaydar


¿Realmente existe?, he escuchado hablar del radar o gaydar, a veces pienso que es un mito, veo muchas mujeres y no las distingo, ¿será?...mmm...no, no lo creo...mi mujer si las ve, ¡las distingue!....¡me dice mira ella!, creo que mi radar esta roto. ¿Se podrá arreglar?

lunes, 15 de diciembre de 2008

Intolerancia fraternal




Es intolerancia y no precisamente a la lactosa, es una peor porque no le hace daño físico a quien la padece, es la intolerancia a alguien que para ella es diferente.

¿Por qué esa homofobia? Por qué ese rechazo si antes de saberlo era yo la mejor de tus hermanas, ¿Qué ha cambiado? Sigo siendo la misma, lo único que cambio es que ahora lo sabes.
Te confié mi mas preciado secreto, te lo confié porque eres mi hermana, porque te consideraba la mejor, la que lo iba a entender, la que me iba a seguir queriendo y no ha sido así. Ya no quieres ni verme ni hablarme, no quieres conocer a quien me hace feliz, solo porque es mujer...
No importa cuan feliz sea, lo que importa es que llene tus requisitos...que egoísta eres, solo piensas en tí; no piensas en mi. 
Y aún así te sigo queriendo porque eres mi hermana, eso es lo que importa. Me duele, duele tanto que no me aceptes solo porque amo a una mujer, que no la quieras conocer, que me hagas a un lado en tu vida; te perdí como si hubiera muerto. Pienso que para tí ahora soy una muerta en vida. Te extraño hermana.

martes, 9 de diciembre de 2008

Hojas muertas 7 Dic...tantos años ha


Mi mente vuela y revolotea como mariposa al viento.
Es como el viento de otoño que levanta las hoja muertas,
Esas hojas que ya tuvieron su tiempo y deben morir
Dejar el espacio a las nuevas que están por venir.

Son hojas muertas y sin embargo el viento las hace vivir,
les da las alas que no tienen y las lleva a otros mundos,
mundos que ya no pueden tener, ni ver, ni sentir
y sin embargo los recuerdos se agolpan ahí.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Enamorarse por internet


Cuando era niña no concebía la idea del enamoramiento por correo, que las mujeres de la antigüedad se cartearan con sus enamorados y se enamoraran a tal punto que tiempo después se casaran y fueran felices.
Pensaba que eso no podía existir, que nadie se enamora sin conocer personalmente a la otra persona. Y sin embargo en plena era del Internet en donde la comunicación es instantánea ya sea por SMS, E-mail, chat... estamos en la misma situación que nuestras bisabuelas con tecnología pero es lo mismo; quien iba a decirlo, que de lo que yo dudaba lo iba a vivir en carne propia.
Empezamos siendo amigas y poco a poco sin vernos ni por webcam me fue cautivando con sus letras, sus palabras fui conociendo a una mujer excepcional, las horas platicando por MSN se iban como agua entre las manos, platicando de cualquier cosa, de los alimentos típicos, alimentos que describíamos porque no existen en el otro país, riendo de las aventuras, llorando por las desventuras, apoyando a una amiga del otro lado del mundo.
Y llegó el día que me dí cuenta que extrañaba enviar el SMS mañanero de buenos días o que estaba como león enjaulado si no se conectaba o no recibía un correo del día, la extrañaba como loca y ...el planteamiento...¿que me pasa?...¿porque?... ¡SORPRESA! Llega un SMS y en el estomago vive alguien, si viven miles de mariposas que se ponen a revolotear todas juntas...!no puede ser, es mi amiga, esta del otro lado del mundo!...está a unos 8.750 kms. de distancia, 9 horas en avión mas 3 de autobús...pero si, es verdad, el amor esta ahí viviendo, cómodamente instalado... ¿y ahora, que hago, como le digo?...mmm... ¿le digo?

martes, 2 de diciembre de 2008

Trayecto de ida...


   Otro día más en el que todo ha sido como siempre, otro día en el que entrar en el subsuelo es una osadía solo apta para parias al borde del desahucio. Otro día más en el que a Martha se le escapa el metro de las nueve, otra vez tendrá que esperar diez minutos para subirse a ese carruaje compartido hecho de metal que le lleve a su techo, a su mesa y a su cama.
   
   Las puertas se abren y junto a Martha una manada de bípedos desesperados engulle el limitado espacio del vagón. Afortunadamente Martha tiene suerte y encuentra un asiento en un rincón y allí se deja caer. Sin proponérselo echa un vistazo a su alrededor y lo que ve, es lo de siempre. Un vagón de metro atestado de gente empapada en sudor fuerte que corta el aire, una jauría de autómatas con cara de perros sin domesticar. 
   
   Lo cierto es que a pesar de que es lo de siempre la imagen es tan desoladora que lo mejor es perder la mirada y darle al interruptor de la mente para vaciarla de todo y todos.
   
   Pasados unos minutos, o quizá sólo fueron unos segundos, Martha alzó la mirada y de repente, ya no todo era como siempre... frente a ella una mujer....una mujer de unos cuarenta y tantos, de piel morena y ojos negros, que en ese mismo instante despertaba de sus pensamientos para envolverse en la mirada de Martha
   
   Miradas correspondidas, ojos que se miran para clavarse en el alma. Toda la ciudad parece estar allí, concentrada en el viejo vagón, pero ellas ya no están allí. Están en otro lugar, cada una de ellas deambulando por las pupilas de la otra. Ya no son capaces de ver otra cosa, ya no oyen nada de que no sea su propia respiración, ya no hay cansancio, ni tan siquiera queda resquicio de aquel premio por llegar a sus techos, a sus manteles, a sus camas...hace calor, y la magia de esa mirada correspondida acelera los sueños y los convierte en fantasía. 
   
   Se miran, no pueden dejar de mirarse y en medio de ese embrujo el pulso se derrama. Se sienten, se acercan.  
   
   El mundo ha dejado de existir y conteniendo el aliento Martha se ve de rodillas frente a la misteriosa mujer de ojos negros...
   
   Seis. Seis botones que desabrocha despacio, todos de la misma forma. Todo un ritual en el que saciar la sed. Abrir poco a poco esa camisa de lino es dejarse llevar por la ebriedad del deseo que le obliga a dejar caer sus labios sobre ese vientre desnudo. Manos abiertas de la ternura que se convierten en alas que se elevan hasta unos pechos helénicos. 
   
   Qué desespero ese beso suspendido a espera de hacerse realidad y que gloria bendita atraparlo por fin. Ya no hay marcha atrás. Ya no hay nada ni nadie que pueda parar esa fantasía que se les hace realidad en la piel.Dos ojos que se miran y unas manos cálidas que despojan a Martha de cualquier cosa que pueda cubrirle la piel. 
   
   Dos mujeres desnudas, un vagón de metro, unos asientos viejos y corroídos, y una hambruna que asesina la razón. Qué locura viajar por un cuerpo que se abre. Morir para renacer al caer desde Venus a las aguas del Mar Rojo...
   
   No hay prisa, el tiempo ha dejado de existir, y un segundo, un instante es una eternidad en la que ambas se desesperan y en ese desespero los muslos se tensan, tiemblan, se rompen, se abren. Dedos hechos de terciopelo recorriendo un bosque mojado, entrando despacio por el laberinto oscuro de lo prohibido, y ahí, justo ahí, el cielo se vuelca sobre el océano. Qué deleite y que locura morder el verbo, beber en la orilla, sentir los pechos clavos a la espalda, las manos danzando por el cuerpo. Besos, caricias, qué derroche, qué locura, comerse, devorarse, sentirse, como si ya no quedarán más noches. 
   
   Piel con piel, bocas que se buscan, piernas que se entrelazan, deseo y rabia. No hay tregua ni descanso. Se buscan. Se encuentran. 
   
   Dos mujeres que se aman tatuándose cada roce en el alma. 
   
   Qué hermoso desahogo beberse de un trato la sal y las algas, y que insufrible el quiebre de esa ensoñación cuando una voz metálica las despojó de la fantasía para comunicarse que habían llegado a la última parada, era el final del trayecto.
   
   Las dos miraron hacia otro lado, las dos se levantaron y las dos salieron del viejo vagón para tomar direcciones distintas. Qué irónica la vida y que desoladora la evidencia de que más allá del espejismo solo hay engaño.