miércoles, 6 de octubre de 2010
El diagnóstico y la terapéutica
El amor es una enfermedad de las más jodidas y contagiosas. A los enfermos, cualquiera nos reconoce. Hondas ojeras delatan que jamás dormimos, despabilados noche tras noche por los abrazos, o por la ausencia de los abrazos, y padecemos fiebres devastadoras y sentimos una irresistible necesidad de decir estupideces.
El amor se puede provocar, dejando caer un puñadito de polvo de quereme, como al descuido, en el café o en la sopa o el trago. Se puede provocar, pero no se puede impedir. No lo impide el agua bendita, ni lo impide el polvo de hostia; tampoco el diente de ajo sirve para nada. El amor es sordo al Verbo divino y al conjuro de las brujas. No hay decreto de gobierno que pueda con él, ni pócima capaz de evitarlo, aunque las vivanderas pregonen, en lo mercados, infalibles brebajes con garantía y todo.
Eduardo Galeano
El libro de los abrazos
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4 comentarios:
¿... y dónde es que se consigue el polvido éste? digo, para saber.
¿Como para que, que no ves que solo te jode?
O será que lo quieres para... O.O ¿a quien se lo piensas dar?... digo, para saber
jajajajajajaja digo... yo nada mas quisiera no saber jajajaja
mmm...yo si quiero saber, ahora me mata la curiosidad.
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