Después de todo, ya entendí.
Decíamos que éramos la una para la otra, que eramos el complemento, me recitabas...
si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
Y yo, te creía, te creía con el alma y el corazón, te seguí ciegamente.
Finalmente me doy cuenta lo que últimamente me dices, yo no soy para ti, así como tu no eres para mí, somos como el agua y el aceite, como en nuestros hemisferios, mientras acá es verano allá es invierno.
Me dices que en algún momento vimos para diferentes lados del camino... sí, tienes razón, mientras yo te miraba a ti, tu mirabas a otra; ahora poco importa, ya lo entendí.
Yo soy verano y tú... tú eres el invierno, el más crudo que he vivido.
1 comentario:
Qué triste! Hermosamente narrado, lleno de sentimientos!
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